Publicado

Venganza.

VENGANZA
Arnoldo Rosas



A veces, mi mujer se orina en la cama. La humedad siempre me despierta en medio del mismo sueño: estoy ahogado a veinte metros de la playa. Alzo la cabeza desesperado y, en la oscuridad, no distingo nada. Jadeo. Tiendo a levantar los brazos suplicando auxilio y, sólo entonces, distingo las velas que alumbran la estampa del Corazón de Jesús. Humillado, giro a mirar a mi mujer: sonríe, perdida Dios sabe dónde.



Salgo del dormitorio a fumar en el balcón. La noche no apaga mi furia. Estoy cansado de estos juegos. Despertarla ya no es venganza. Lloraría de pena un rato, cambiaría las sábanas, un beso de perdóname, el sueño y el olvido. Prefiero masturbarme y llenarle de semen la dormilona. No soy capaz de hacerlo. Me conformo con arrojar a la calle una de sus figuritas de porcelana.



Después de la cena descubrió la ausencia del adorno. Extrañada, ha recorrido la casa sopotocientas veces. Abre gavetas. Remueve las cosas de los clóset. Sacude las ropas. Se hala los cabellos. Es divertido oírle preguntar si lo he visto, si me acuerdo de él. Me lo describe. Conteniendo la risa, respondo que no, que nunca lo he visto.



Diariamente hago desaparecer algún objeto. He sacado incluso la mesa del comedor y el sofá de la sala. Siempre es gratificante verle la sorpresa en los ojos agigantados, en el apuro por ingerir el tranquilizante, en los nervios que le impiden encender el cigarro.



Estoy por marcharme. Mi venganza estará sellada cuando, algún día, uno de nuestros amigos más cercanos le diga, por esos extraños juegos de la memoria, que no, que siempre la ha conocido soltera, que yo nunca existí.

COMPARTE

También en portada:

CaribeSalsa
Brisa Marina

Brisa Marina

El mar estaba particularmente salado esta mañana. Tal vez por los restos de la fiesta de anoche, o quizás era la marca genérica de cigarrillos que había comprado...

Anamaría Aguirre Chourio
Anamaría Aguirre ChourioHace 2 días
Migración
Treinta Minutos O Menos

Treinta Minutos O Menos

A diferencia de otras personas, el zumbido del tráfico lo calmaba, lo tranquilizaba, desplazaba de su cabeza otros pensamientos

Marianne Díaz Hernández
Marianne Díaz HernándezHace 5 días
Pactos oscuros
Voces Internas

Voces Internas

La noche en que Claudia murió, el doctor Elías Cifuentes había dormido profundamente.

Adriana Casas
Adriana CasasHace 1 semana
ApocalipsisDoméstico
Lluvia

Lluvia

Las nubes corrían como caballos ciegos sobre los edificios. Una tormenta venía en camino.

Sebastián G. Sierra
Sebastián G. SierraHace 1 semana
MigraciónPsicoanálisis
Teoría De Cuerdas En Un Sofá Turquesa

Teoría De Cuerdas En Un Sofá Turquesa

La sesión comenzó como cualquier otra, hasta que, en un punto, me escuché diciéndole que había soñado con ella.

Pino
PinoHace 7 mess
Comida
Peligros De La Carne

Peligros De La Carne

Todas las ciudades guardan sus secretos, sus misterios insondables, sus calles oscuras, sus espacios siniestros.

Gregory Zambrano
Gregory ZambranoHace 4 años