UN BÚMERAN FLORIDO
Sólo a una orquidiota se le ocurre regalar una Cattleya. No la flor: el espécimen íntegro, con hojas y raíces soportadas en sustrato de musgo y carbón, en una maceta plástica transparente. Hay que sonreír y dar las gracias, mal disimulando el desconcierto, por más que internamente se desee gritar: «¡Vieja avara! Si quiere agradecer […]