DAGÓN
Nadie nota mi olor. Son vomitados por el ascensor y se mueven como ratoncitos por los pasillos hasta llegar a sus escritorios.
Una colección cronológica de relatos escritos por autores emergentes de América Latina. Narrativa contemporánea, organizada por fecha.
Nadie nota mi olor. Son vomitados por el ascensor y se mueven como ratoncitos por los pasillos hasta llegar a sus escritorios.
Y piensa por primera vez en mediar entre ambos, se asombra de este pensamiento y lo anega trayéndole el café a la cama.
Solo cinco familias de pescadores dieron vida a El Agüero; por ello, el caserío resultaba como un clan que había hallado refugio junto a la desembocadura de uno de esos ríos que nacen en el valle y se disparan a hacia el norte para medir las profundidades del golfo.
Desamparado y gruñendo dormido, estiró los brazos y busco un cuerpo al cual prenderse.
Teflón me hizo pasar sin grandes aspavientos. Me ofreció un cigarro a medias y, aunque no fumaba mucho, acepté, dándole una buena calada como quien escribe la última línea de una tésis en una sola noche.
Érase una vez un joven llamado Axel, el cual, desde pequeño, leía. Desde pequeño, estudiaba. Desde pequeño, sabía.
No supe cuándo crucé la línea, si es que alguna vez existió. Tal vez fue cuando el artesano argentino me estafó con los hongos
Hoy es mi cumpleaños. Mamá me va a lavar y a poner buenmozo porque, en la tarde, tenemos una piñata y van a venir los vecinos y la vamos a tumbar y a comer torta y caramelos.
En alguna parte, pero en dónde, no lo recuerdo, escribí la historia de mi adicción.
La tarde escuece como la piel de Fermín, curtida por el sol implacable mientras el machete abre camino entre la maleza del cafetal.