PINGÜINOS AL SOL
Mil novecientos sesenta y ocho millones, murmura, mientras se saca el antifaz que usa para dormir. Se incorpora lento en la cama, estirando brazos y piernas sin exagerar, los calambres están arropados, pero despiertos.
Serie: Mérida, ciudad Perdida (1990–1993)
Una nueva serie que explora los límites entre la realidad y la ficción a través de la perspectiva de un personaje complejo.
Escribe borracho, edita sobrio— Ernest Hemingway
Serie: Mérida, ciudad Perdida (1990–1993)
Una nueva serie que explora los límites entre la realidad y la ficción a través de la perspectiva de un personaje complejo.
Escribe borracho, edita sobrio— Ernest Hemingway
Mil novecientos sesenta y ocho millones, murmura, mientras se saca el antifaz que usa para dormir. Se incorpora lento en la cama, estirando brazos y piernas sin exagerar, los calambres están arropados, pero despiertos.
La sangre fría crea una laguna en la calle. En ella se ve el reflejo de las nubes pasar de oeste a este, no hace falta ver al cielo para saber que es un amanecer oscuro.
Tengo los pantalones mojados, gotean de las rodillas para abajo. La señora que está sentada al lado, en el cincuenta y tres, trata de alejarse lo máximo posible de mí.
Hace trescientos años, un grupo de poetas, astrofísicos y curanderos cumaneses se congregaron en las faldas del cerro Quetepe para fundar la Oficina de Correcciones Divinas.
–Taxi, caballero; -¿Cuánto me cobra hasta el tercer piso, maestro?